El pesimismo de un utópico

Larra, exponente del romanticismo español junto a Bécquer o Espronceda, se convirtió en el mayor crítico de su época

Mariano José de Larra nació un 24 de marzo de 1809 en Madrid sin menores sobresaltos. Según su tío Eugenio, llegó al mundo silenciosamente, “lo que han mirado como buen agüero todos los que creen en brujas”. Lo cierto es que los agoreros se equivocaron, pues lo que caracterizó siempre a Larra fue una vida azarosa que finalmente acabó de forma abrupta. De hecho, su fecha de nacimiento coincidió con la Guerra de la Independencia que había empezado en 1808. Es por ello que su padre, ideológicamente afrancesado, se exilia a Francia en 1813, un año antes de la derrota francesa.


Retrato de Mariano José de Larra
Entre Burdeos y Paris, y con sólo cuatro años de edad, Larra estudia interno en diferentes colegios donde aprenderá el francés, su primera lengua hasta su vuelta a España. Retorno que tendrá lugar en 1818 cuando el Gobierno de Fernando VII conceda amnistía a los desterrados. Así, con nueve años de edad y prácticamente con su antigua lengua materna en el olvido, vuelve a España. En 1824 entra a estudiar en diferentes internados. Será en esos años que, señalado como hijo de un afrancesado en una época donde España aborrece lo francés, se dedica a traducir obras del francés, como la Ilíada, al español. En 1825 un desengaño amoroso marcará al adolescente Larra que, en vez de aprender la lección, siempre se verá involucrado en febriles relaciones con las mujeres.

En 1828, al finalizar sus estudios de medicina entre Madrid y Valencia, empieza a escribir algunos poemas y odas en la revista mensual El duende Satírico. Bajo los seudónimos de El Duende o Fígaro, utilizado siempre para escribir sus críticas teatrales, cultiva el género costumbrista, del que será un referente en la época. Este género permite al periodista mejor pagado de  España criticar la sociedad del momento, pero también intentar reformarla, ya que se encuentra sumida en un retraso y conformismo que a Larra desesperará hasta el final de sus días. Lo burdo y zafio, la holgazanería, la grosería, la pereza y brutalidad son aspectos que Larra detesta y  son recurrentes en escritos como En este País o ¡Vuelva usted mañana! Artículos que verán la luz en publicaciones como El español, o La Revista española. Sus experiencias personales, como su fracasado matrimonio con Pepita Wetoret en 1829, también le inspirarán para escribir artículos críticos con las costumbres sociales como el titulado Casarse pronto y mal.

Artículo En este País publicado el 30 de abril 1833 en El Español.
 El 13 de Febrero de 1837 su pequeña hija Adela lo encuentra tirado en el suelo. Larra había decidido pegarse un tiro. Horas antes, su amante de toda la vida, Dolores, había puesto fin a su larga relación. Es posible que el amor lo acabara llevando la tumba, pero también su fracasada incursión en la política en 1836 o la muerte de uno de sus mejores amigos, José Negrete, ese mismo año. Pero sobre todo su dolor por una España atrasada, censora y cerrada donde “sólo puedo escribir alabando y que mi vida está reducida a querer decir lo que otros no quieren decir”.

BIBLIOGRAFÍA
  •  De Larra, Mariano José. Artículos varios. Editorial castalia. Madrid, 1989.
  • Fuentes, Juan Francisco. Sebastián, Javier Fernández. Historia del periodismo español. Editorial síntesis. Madrid, 1997.
  • Miranda de Larra, Jesús. Larra, biografía de un hombre desesperado. Editorial Aguilar. Madrid, 2009.
  • Retrato de Mariano José de Larra
  • Ejemplar de El Español

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fragmentos de "Un viejo que leía novelas de amor" de Luis Sepúlveda

El Museo del Crimen de Londres al descubierto