Trabajar más no significa cobrar más (ni siquiera en Londres)

-Oye Tasnim, creo que voy a pedir que me suban el sueldo- me comenta George en tono convencido.

-¿Ah si? ¿Y eso?- pregunto intrigada.

-Pues porque ahora que he acabado el curso sobre Atención al cliente, estoy totalmente cualificado para mi trabajo- me explica con firmeza.

-Me parece bien. Buena suerte, porque la necesitarás- le deseo con ciertas dudas.

No es que crea que George no se merezca ganar un poquito más de dinero al mes. Se lo merece mas que nada porque lleva ya tres años trabajando en la empresa, no porque sea muy trabajador. Que no lo es. Aunque me cae muy bien. George es un joven diseñador de libros, especializado en  encuadernación, de 27 años muy gracioso. Pero es una persona a la que si tuviera que definir con un solo adjetivo, escogería la palabra relajada. No tiene motivación ninguna por el trabajo, aunque en lo suyo es muy bueno. Pero dudo que haya alguien motivado en esta empresa. Incluyéndome a mí. Aún así, no dejo de trabajar porque es lo que me ayuda a sobrevivir en esta ciudad. Aunque en el fondo ese no es el tema. El tema es que dudo que le concedan el aumento de sueldo porque a mi manager se lo denegaron. Y a mi también. A los empresarios aquí también les cuesta mucho aflojar la billetera cuando se trata de un aumento de sueldo.

En el fondo me lo esperaba. Hacía mes y medio que había hecho un Appraisal, es decir, un examen para evaluar mis progresos como supervisora y si merecía ser ascendida a  ayudante del manager. Pero me voy a quedar como estoy por una cuestión meramente económica. No me quieren pagar más por hacer un trabajo que ya estoy realizando, y que corresponde más al ayudante del manager que al de supervisora. Me explicaré mejor.

En Scribbler les cuesta aflojar un poco el dinero,
mientras que los ingleses muestran muy poco respeto por los billetes. Autora: Tasnim Aslam


El pasado octubre realicé una entrevista para ser Assistant Manager, o ayudante del manager, en una tienda de postales que se encontraba en la estación de metro de High Street Kensington. Lo bueno del puesto era cobrar más por hacer prácticamente el mismo trabajo de dependienta. La diferencia es que cuando la manager se encuentra ausente, yo soy la responsable de la tienda. La entrevista, que duró 45 extenuantes minutos, fue bastante bien. Pero al día siguiente, el responsable de Recursos Humanos me llamó para decirme que quizás me veía un poco verde como assistant, pero me ofrecía el puesto de supervisora. Un puesto totalmente inventado, que me ayudará a conocer mejor lo que significa ser ayudante del manager, y luego ya ser assistant. Acepté porque me prometieron pagarme un poco más que una dependienta.

Hasta ahora he estado todos estos meses haciendo la función de assistant y ahora dicen que me quede como supervisora. Obviamente no han dicho que no me quieran pagar más. Han dicho que necesitan reestructurar el personal de todas las tiendas. Entonces sabrán qué tiendas necesitan supervisor, assistant manager, o nada de nada. Así que de momento me quedo como la primera supervisora en la historia de Scribbler. Un honor que me gustaría no tener que ostentar. En definitiva, no se puede ser más tacaño, a pesar de que la clientela no deja de aumentar incrementando así los beneficios.

Aquí la Reina aparece como una mezcla entre Freddy Mercury y Hulk Hogan
Autora: Tasnim Aslam


George recibió respuesta de Van a la semana de haberle enviado un correo electrónico. Van es un vietnamita bajito, con un estilo de vestir siempre impecable, que trabaja en el departamento de Recursos Humanos. Aunque es muy poco eficiente en su trabajo, ya que siempre comete errores en la nómina. La respuesta fue que lo que había aprendido en el curso no tenía otra función que la de afianzar lo que ya sabía y que no comportaba un aumento de sueldo. Debo reconocerles también que son muy buenos en el arte del eufemismo.

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