Un buen manager se recuerda para siempre

Cuando tienes un buen jefe se ve a la legua. Lo notas. Y yo puedo decir que tuve una muy buena jefa cuando empecé a trabajar en la tienda. Lo peor viene cuando ha de marcharse y llega otra persona a ocupar su puesto. Y no sólo no cubre su vacío, sino que lo agranda.

Mi antigua jefa, Annabelle, volvió a Francia este pasado julio. Para mi sorpresa, me sentí más triste de lo que esperaba e incluso me entraron ganar de llorar. Al principio no entendí muy bien el porqué de mi reacción. Al final me di cuenta de que su marcha significaba el fin de una etapa que había iniciado un diciembre de 2012, sólo dos meses después de emigrar a Londres. Ella fue quien me dio el trabajo en la tienda de postales. La que confió en una chica recién llegada de España sin apenas referencias, esencial en un país como el Reino Unido donde les importa mucho la opinión de tus antiguos empleadores. 

Ella fue, además, quien me recomendó para ser su Assistant Manager en la nueva tienda a la que le habían trasladado, ubicada en High St. Kensington, hace ya un año. Por eso me sentí triste, pero también feliz por ella, cuando consideró que trece años viviendo en la ciudad del Támesis eran suficientes y que debía volver a Francia. Pero empecé a echarla de menos al llegar su reemplazo. 

Kat es mi nueva manager y además aspirante a actriz. Tiene 27 años y anteriormente ha trabajado en diferentes zapaterías como manager, por lo que tiene experiencia liderando un equipo. Pero parece que para gestionar la tienda no le está sirviendo de nada.

Hace unos meses que noto que las ventas han bajado un poco, y la causa más evidente es la falta de stock, de producto. Kat siempre realiza pedidos muy pequeños, pide muy poca cantidad de postales y por lo tanto, las estanterías quedan vacías rápidamente. Los clientes al ver que ya no hay tanto donde escoger simplemente se van de la tienda sin comprar nada. Yo intento aconsejarla, pero al final ella es la jefa y hace lo que quiere. Pero a pesar de que esto por si sólo crea una situación complicada en la tienda, no me preocupa tanto como su trato hacia mi.

Es una persona en la que no se puede confiar. En el trato diario parece agradable, simpática y comprensiva. Pero cuando tiene lugar situaciones que le desagradan sobremanera. Y daré dos ejemplos. El primero fue cuando llegué tarde a una reunión que se celebraba un domingo para hablar sobre la campaña de Navidad. He de reconocer que no me tomé esta reunión en serio porque jamás habíamos organizado nada parecido y menos un domingo. Pensé que era una especie de artimaña para afianzar aún más su autoridad. A veces le gusta sacarse cosas de la manga simplemente para decir, yo ahora soy la manager y vamos a hacer las cosas de esta manera.

Pero si llegué tarde no fue por capricho, había reservado entradas para un festival árabe y se alargó un poco más de la cuenta. Al llegar a la reunión casi 20 minutos tarde, obviamente llamé para decir que me retrasaría, simplemente nos dijo que había que trabajar mucho y nos dio un papel con nuestros turnos durante noviembre y diciembre. Pensé: ¿Una reunión para esto? ¡Qué novedad! Trabajar duro es lo que hacemos cada navidad. Eso me hizo pensar que fue una reunión totalmente informal, además ella me dijo que no me preocupara por mi tardanza. Pero al día siguiente me pidió explicaciones y se las di. Pareció que se quedó conforme y todo fue muy amistoso. Pero este viernes me ha entregado una nota que dice que le parece muy poco profesional que como supervisora llegara tarde y que no toleraría una situación parecida a riesgo de que tomará medidas disciplinarias.

¡Me quedé en shock! Totalmente sorprendida ¿Porqué me dijo que no pasaba nada, y luego me hace aceptar semejante documento? Annabelle jamás me habría hecho firmar algo así. Se habría contentado con mis disculpas y ya está.

"Hoy no puedo ir a trabajar, así que os den". Como me gustaría llamar al trabajo y acabar con esta situación. 


Quizás, después de todo, lo que más me dolió fue cuando le dije que tenía que volver una semana a Barcelona urgentemente porque a mi padre debían operarle de un tumor. Me dijo que lo entendía perfectamente, que cogiera los días que necesitara. Siempre y cuando YO encontrara a alguien para sustituirme ¿Cómo es posible que me dijera algo así? Para empezar es la manager quien ha de buscar las personas necesarias para cubrir los turnos y, en segundo lugar, indirectamente me estaba diciendo que si no encontraba a nadie para reemplazarme no podría irme. Pasara lo que pasara.

Por suerte mis compañeros entendieron mi situación y se comprometieron a cubrirme y pude viajar a Barcelona, y estar con mi padre que, afortunadamente, ya se encuentra mejor de la operación. Pero me sentí muy decepcionada y, en cierta medida, desamparada porque sé que habría encontrado más comprensión en mi antigua jefa. Lo peor de esta situación es, después de todo lo ocurrido, seguir trabajando cinco días a la semana con alguien en quien no se puede confiar y que en cualquier momento puede ponerte en situaciones muy difíciles. Pero hasta que no encuentre otro trabajo ¿Qué puedo hacer?


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