Dime por qué devuelves un regalo, y te diré quién eres

A veces mi trabajo puede ser muy aburrido. Al menos si se compara, por ejemplo, con trabajar en una tienda de ropa donde constantemente tienes que estar doblando camisetas, pantalones, etc. manoseada hasta la saciedad por los clientes. Yo a veces puedo permanecer horas y horas detrás de la caja sin moverme ya que a veces no entra ni un cliente. De vez en cuando, casi por puro aburrimiento, puedo pasearme por la tienda para asegurarme de que está todo en orden. Pero es una tienda tan pequeña que en cinco minutos puedo recorrérmela hasta dos veces. Así que yo, y mis compañeros, necesitamos matar el tiempo de alguna forma.

Uno de nuestros pasatiempos es revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad siempre que nos damos cuenta de que algo falta en la tienda. Hace unas semanas, George y Annabelle (mi antigua manager) notaron que faltaba una taza, de las más caras, decorada con una frase célebre que sirve para animarte el día. Un poco al estilo de Mr. Wonderful.

Decidieron entonces mirar las cámaras de seguridad ya que, más o menos, sabían a qué hora había tenido lugar el robo. La verdad es que fue divertido revisar las imágenes captadas por la cámara porque ¡Descubrimos a la ladrona! Una chica joven a la que, desafortunadamente, apenas pudimos verle la cara con claridad. Y ahí se acabó todo. Al no poder identificarla claramente no pudimos hacer nada más. Pero por un instante nos sentimos como Sherlock Holmes.

Otro de nuestros entretenimientos es el momento en que un cliente vuelve a la tienda para realizar una devolución. Lo que en realidad es gracioso es el motivo de esa devolución. Cada vez que un cliente cambia o devuelve un producto debemos escribir, en uno de los muchos formularios que tenemos, la razón de la devolución. Normalmente escribimos "cambió de opinión" o "no era lo que estaba buscando". Pero George es más creativo y a veces escribe el  que podría ser el verdadero motivo. Cuando una chica devolvió una postal de San Valentín y unos chocolates, George escribió: "vaya, vaya, parece que acaba de discutir con el novio".

Esta pobre chica devolvió varias postales. Y el de arriba tuvo una discusión con su madre.
Foto: Tasnim Aslam

Pobres futuros novios..
Foto: Tasnim Aslam


A veces son los propios clientes los que argumentan las razones más peregrinas. En una ocasión, un hombre decidió devolver una postal con el dibujo de un unicornio porque se dio cuenta de que no existían y por lo tanto le parecía estúpido comprar nada con un unicornio en la portada ¡Pobre, qué poca imaginación!


Comentarios

Entradas populares de este blog

Fragmentos de "Un viejo que leía novelas de amor" de Luis Sepúlveda

El pesimismo de un utópico

El Museo del Crimen de Londres al descubierto