Periodista radiofónica, a mi pesar
(A pesar de que ahora me encuentro en Londres trabajando en una tienda de postales, hubo una vez en que, de tanto en tanto, trabajaba como becaria en diversos medios de comunicación. Ràdio L'Hospitalet fue donde me estrené como periodista. Aquí dejo testimonio de mi experiencia)
Nunca creí tener voz ni dotes para trabajar en la Radio.
Siempre quise ser periodista, pero no de las radiofónicas. Por eso cuando el
primer día de julio del 2010 llegué por
primera al colorido edificio de los medios de L’Hospitalet de Llobregat, donde
se alberga la Radio, me pregunté ¿Qué hago yo aquí? Pero, si yo en realidad
quería trabajar en una Agencia de noticias. Por ello, a los nervios de entrar a
trabajar por primera vez en un medio de comunicación se unió el miedo a no ser
capaz de realizar el trabajo que se me fuera a encomendar. A diferencia de
otros compañeros que trabajaban con más becarios, yo era la única que venía
todas las mañanas de 11 a 15 de la tarde.
El primer día prometía. La directora de la Radio me mostró
las instalaciones y me explicó cuál iba a ser mi tarea. Después de escribirle
muy rápidamente una noticia y locutarla, me dio el visto bueno y me dejó
marcharme antes de tiempo. Prueba superada pensé con alivio, por ahora. Al día
siguiente me di cuenta de que no todo iba a ser así de fácil.
Mi primera experiencia como becaria iba a ser la cobertura de
una rueda de prensa organizada por artistas conocidos de la escena nacional
anunciando la celebración de un concierto benéfico a favor de Mali. Pero no iba
a estar sola, me acompañaba Paco, uno de los principales cronistas de la Radio.
Mi primer ejercicio tras la rueda:
escribir la crónica. Mientras yo más o menos me tomaba mi tiempo, Paco ya tenía
la crónica escrita y en letra impoluta mientras mi libreta estaba llena de
tachones y con apenas dos líneas escritas. Esa creo que fue mi primera y más
importante lección.
Pero poco a poco fui aprendiendo lo que me permitió relajarme
y disfrutar más de los momentos en la Radio. Muchos los considero casi épicos.
No olvido el momento en que el Secretario General del Partido Popular en L’hospitalet de Llobregat, Juan Carlos del
Río, convocó a los medios locales a las afueras estadio del F.C L’Hospitalet
para pedir a la alcaldesa que instalara una gran pantalla dentro y que así los
aficionados pudieran disfrutar de la final del Mundial de futbol que iba a
disputar la selección española contra Holanda. Al final sólo fuimos Paco y yo.
O mi primer fracaso como cronista cuando me enviaron a cubrir una supuesta
explosión de gas y me entrada en directo fue en fiasco pues no pude leer ni una
frase completa de forma comprensible. Aunque luego me resarcí en narrando mi
segunda crónica de forma impoluta y sin titubeos.
Tres años después, tras buscar trabajo de forma incansable en
Barcelona, vine a Londres a trabajar. De momento sólo he conseguido trabajo
como dependienta en una tienda de postales (una costumbre muy británica la de
enviar tarjetas para cualquier ocasión). Aunque estoy inmersa en mi blog,
Mundopound, sobre cómo vivir en Londres de forma económica, en la medida de los
posible, y su versión radiofónica. Exacto, radiofónica. Aunque sigo insistiendo
en dedicarme al periodismo escrito, parece que alguna fuerza invisble me empuja
hacia otros derroteros. Dentro de poco voy a empezar a grabar mi propio
programa de radio en Radio X, una emisora online en español radicada en
Londres. Todo se hace de forma muy casera, de hecho, no sólo me encargo de
escribir el guión sino que he de grabarlo yo misma en casa provista de un
antiguo ordenador y un micrófono. Y a pesar de que ello conlleva ciertas
dificultades técnicas y también de tiempo, trabajando 35 horas semanales no
deja para mucho, no tengo más remedio que rendirme a lo que el destino me tiene
preparado.
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